Imagen de perfilUn abogado muy diferente

Jesús Gutiérrez Diego 

Aquel colega del Derecho desde el principio me pareció diferente al resto, no es que fuera muy eficiente, que no lo era, pero había algo en él, artificial, como si del resultado de una transformación no humana se tratase. Sus largas uñas, cierto tufo volcánico, que yo achaqué a su residencia en Lanzarote, y su caminar extraño con unos ridículos botines.
Siempre opuesto a la consideración del «in dubio pro reo» e inclinado a las sentencias condenatorias. Ello me llevó a plantearme el desafío de descubrir lo que ocultaba, que le hacía tan diferente y negativo.
Cierto día, coincidimos guardando nuestras togas, y pude observar que por detrás de la chaqueta colgaba lo que me pareció un cinturón largo en exceso; pero, horrorizado, descubrí que tenía multitud de largos pelos.Todo en aquel instante tomó sentido: aquel abogado tan diferente…era el mismísimo Abogado del Diablo.

 

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