Cambio de hábitos.
laura pilato rodríguezTras graduarme en derecho, decidí viajar a Kenia como cooperante.
Todo un desafío para un chico urbanita de gustos refinados.
Bastaron unos cuantos días para experimentar una gran transformación interior.
Un nuevo modo de entender la ley se apoderó de mí, sin poder remediarlo.
La confesión de la falta, me parecía un gesto digno de absolución.
La culpabilidad del imputado se me antojaba menor, si mostraba arrepentimiento.
Y así, mis pretensiones de convertirme en un eficiente abogado se fueron debilitando, al punto de entender los actos delictivos como flaquezas humanas.
Al regresar, comprendí que la vida sofisticada y artificial ya no me interesaba. Incluso el regalo de graduación de mis padres dejó de tener sentido para mí.
Estaba decidido. Cogí el portátil e inserté el anuncio:
» Cambio toga sin estrenar por sotana en buen estado.»
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Me gusta tu historia, Laura. Mi voto y suerte.
Muchísimas gracias Eva!
El hábito sí hace al monje (debajo de nuestra vestimenta estamos desnudos, no podemos disimular lo que somos, lo que deseamos).
Suerte, Laura
Exactamente. ¡Muchas gracias Margarita!
Un extraordinario giro final ya avanzado en el título. Muy bueno.