Imagen de perfilLA CAÍDA DESPUÉS DE LA CAÍDA

Miguel Angel Recuenco Gomecello 

Mi padre vivió como una traición que estudiara Derecho, decía que era la profesión del bien y del mal. En mi corta carrera y en la intimidad de la sala de vistas, pensaba en aquellas conversaciones con mi padre. El castigo era atroz por parte del Fiscal, elegantes y durísimos impactos, en el rostro, en las costillas, en la mandíbula, sin piedad alguna, un púgil a punto de irse a la lona que, empequeñecido por la paliza virtual, se resistía a caer y volvía a caminar. Atízame otra vez grandullón, si te atreves. El mejor Fiscal de la Audiencia me miró con desdén sin entender nada, aquello no era más que un trámite para él, un expediente más, visto para sentencia. Y entonces sucedió, me volví loco, un gancho de izquierda y aquél saco de argumentos cayó al suelo entre los alaridos del Juez. Ahora el boxeo es mi pasión.

 

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