VAYA CORTE!

FRANCISCO DOMINGUEZ RODRIGUEZ · CIUDAD REAL 

Siempre habían ansiado, de forma excluyente, ser herederas universales de su tía. Ambas hermanas se odiaban, no logrando jamás acuerdo o pacto entre ellas. Por el contrario, se habían dedicado a amargarse la vida mutuamente, no dudando en sentarse respectivamente en el banquillo por sus denuncias recíprocas. Muerta la tía, tocaba la apertura testamentaria, hecho que previamente generó una violenta pelea entre ambas, resultando las dos gravemente heridas al acometerse con tijeras, cuchillos, botellas de gaseosa rotas… Como abogado de la mayor acudí al hospital comprobando el estado irreversible de sus situaciones. Al preguntarme mi cliente, entre estertores, quién era la beneficiaria del hotel, tuve que decirle que fue vendido años atrás, en documento privado, no había dinero alguno y lo dejado en herencia a ambas era un sobre conteniendo un recibo, justificante del pago al Ayuntamiento de dos nichos de sepultura.

 

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