Una separación conflictiva

ALBERTO URETA TRIVIí‘O · LEIOA (VIZCAYA) 

Te atrajo su mirada. Confiesas que pretendientes no te faltaban, mientras me muestras aquella vieja fotografía que atestigua tus palabras. Fue como juntar el vino con la gaseosa. Así lo defines tú. Hoy, temporalmente, tú vives en vuestra casa con los niños y él, solo, en la habitación de un hotel. Me pides que te represente. Que te ayude a parar una guerra que ya ha durado demasiado. Solo quedan reproches. Mentiras. No sois capaces de verlo pero compartís las culpas y ninguno parece querer mostrar el recibo del amor. Amor, sí. Porque lo hubo aunque hace tiempo que lo sepultasteis bajo toneladas de rencor. En este juicio, ambos estáis sentados en el banquillo de los acusados. Vuestro deseo es llegar a un acuerdo que ponga fin a quince años de relación. Un pacto que implique el cese definitivo de las hostilidades. Un armisticio permanente que os devuelva la sonrisa.

 

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