Semper fueres semper eres

Miguel Jiménez Salvador · Hospitalet de Llobregat 

El tribunal había sido tomado por mercaderes, que campaban a sus anchas por salas, pasillos, columnas y escaleras; comerciando, regateando sobre Justicia e injusticias. -¿A cómo el kilo de sardinas tendero?- demandó una larga barba sobre una túnica raída. -¿Cuánto está dispuesto a pagar? Son sardinas exoneradas de toda pena, garantizado. Pero si no le convencen tengo otros argumentos que pueden ser de su interés. Manojitos tiernos de testigos de toda confianza que dirán lo que convenga. Flexibles dictámenes, en conserva, de las firmas más reconocidas. Aromas de informes policiales de toda solvencia y color. Y por encargo, en unos días, puedo cultivar las pruebas más preciosas y concluyentes que haya conocido. En el interrogatorio posterior el refutado legalista, relataba como el indigente la había emprendido a golpes de paraguas, sacándolo a empujones del Templo. Como toda defensa el acusado aducía haber sido, según él, Mesías antes que monaguillo.

 

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