La deuda y la duda

FRANCESC BASORA MORATí  · MADRID 

En pocos minutos estaría sentado en el banquillo de acusados. Su esposa y defensora, le propuso un pacto.- Si perdemos y vas a la cárcel, pondré el hotel y propiedades a tu nombre, luego nos separaremos y te evaporarás como las burbujas de gaseosa. Si te absuelven, deberás pagar, por mi defensa, esta factura que guardo en mis manos. Serafín sabía que su mujer era una abogada excelente, nadie más podía librarlo de la cárcel. Era además una mujer inquebrantable y cobraría un alto precio por su traición. Dudaba entre esa libertad casi segura o unos años de cárcel con la promesa de una vida acomodada una vez saliera con el pelo cano. Era de recibo ese trato?,pensaba. -soy tu marido!. Pero su delito no iba a quedar impune. La justicia le acosaba por dos frentes. Decidió inculparse. Ella mostró la factura y el total decía: Felicítame cariño!

 

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