Exceso de confianza
Matilde Hurtado Limiñana · MadridYa lo decía mi madre, mujer refranera donde las haya, para todo tenía uno, la puñetera: la procesión va por dentro, más vale pájaro en mano que ciento volando, no lo hagas por ti, hazlo por el planeta,….Tanta sabiduría popular y no lo vio venir, ni la más mínima sospecha. Ella curtida en chascarrillos y cotilleos de los que siempre salió airosa, inmune a las malas lenguas, esas de vecinas pérfidas y malintencionadas, dañinas como el veneno. Cuando por fin despertó del letargo, ya era tarde. Él la abandonaba por otra que según sus palabras –“no era nada del otro mundo”, pero veinte años más joven. Contra el tiempo no podía luchar, pero si contra un marido empresario que no tenía a su nombre ni la partida de nacimiento. Desde una playa de arenas blancas, le escribió: “Cariño, un fallo lo tiene cualquiera, pero de los errores se aprende”.