EL ULTIMO JUICIO

Marcos Mélich Salazar · Madrid 

Le invadía cierta melancolía. Era, posiblemente la última vez que actuaba ante un tribunal. Muchas cosas echaría de menos en el ejercicio. ¿Lo que más? Los juicios y la curiosa fauna que pululaba por los pasillos de los juzgados. Los que veía ahora. Un compañero vestido con negra hopalanda aleccionando a su cliente para el interrogatorio venidero, el delincuente habitual. Se las sabe todas y está como en su casa. Un neófito en aquellas lides parece un monaguillo cogido en falta. La señora del paraguas habla acaloradamente con su abogada. Casi se diría que la está amenazando. El policía de paisano sentado a su lado arrima el ascua a su sardina y se da pisto con su compañero uniformado… La puerta se abre. Sale la agente judicial… – Juicio mil doscientos quince, dos mil nueve… Era el suyo. Se levantó y avanzó hacia la funcionaria… ¡Su último juicio

 

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