El abogado de Dios

Patricia España · Aranda de Duero Burgo 

Los monaguillos son siempre niños trasto que los padres encomiendan a la iglesia para ver si allí les enderezan. Prefieren que se enfrenten ahora a Dios que a un tribunal en la adolescencia. “Mano dura es lo que necesitan” les aconseja el cura “y aquí la tendrán. Van a ir más rectos que un paraguas”. Pero los niños que niños son y si son trasto más trasto son si les juntan, esconden el taburete que utiliza el cura para llegar al atril y poder leer la Santa Biblia. El cura, les pone a todos en fila y a modo de interrogatorio va clavando su mirada en cada uno. Para intimidarlos, comienza con su mejor alegato “Niños, Dios lo ve todo y el día del juicio final…”, “nos castigará, como castigó a Jesús por robar sardinas. Claro que vaya excusa se inventó cuando le pillaron, ‘las he multiplicado de la nada’”

 

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