DULCE SENTENCIA

Paloma Cobollo Castillo · Madrid 

Nos encontramos por segunda vez. Me miró y tuvo el atrevimiento de lanzarme un beso. Se había vuelto a colar en mi pensamiento,quizá nunca dejó de estarlo. En jueves santo aprovechando el tumulto de gente que veía pasar la procesión, me robó la cartera. -¡Menudo pájaro!, susurró mi amiga que ejercia de testigo. -No pretendía quitarla nada,aquello fué un solo un recurso. -Explíquese , pidió el letrado. -La señorita si que debería estar denunciada por todo el planeta,no se puede consentir tanta belleza. Ella si que roba, la paz y el sueño . Solo quería devolvérsela para poder verla otra vez. Delante de Jesus crucificado no es escenario para decir según que cosas a esta mujer. Ese fué mi fallo… – Yo también le denuncié para volver a verle, exclamé. El juez , sonrió y dijo. -Tengo la sospecha de que un ser supremo ha dictado sentencia. Se levanta la sesión.

 

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