Conciliación profesio-familiar femenina

JACKELINE FLORES MARTIN · ALCALA DE GUADAIRA (SEVILLA) 

El tintineo de una campana le hizo mirar el reloj: hora de su fruta matinal; hoy tocaba una regordeta y esponjosa mandarina. Se detuvo y rebuscó en aquel voluminoso maletín, donde convivían de forma armoniosa desde documentos judiciales hasta las estampitas de los superhéroes o futboleros de la temporada, pasando por el chupete olvidado del bebé. Al tiempo, el pitido del teléfono móvil, le avisaba de disponer de cuarenta y cinco minutos para realizar satisfactoriamente unas tareas. En tiempo y forma, presentar aquel anuncio de apelación cuyo vencimiento era inminente, pero tan poco esperanzador como la sentencia que impugnaba. Luego, equipar con su correspondiente disfraz de piel de borreguito al pastorcito que esperaba impaciente junto a la columna del Portal de Belén navideño del colegio. Por último, las gestiones tendentes a hacer oficial las peticiones a los Reyes Magos. Todo, so pena de ser tachada como madre poco diligente.

 

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