Cambio de tercio

Eva María Cardona Guasch · Ibiza 

Vi por televisión mareas de gente atrapada en los aeropuertos sin poder despegar. Indignación, rabia, cansancio y pena se amontonaban en columnas infinitas. Un plante de los controladores aéreos provocó el caos. Aquello fue el “ding” del toque de campana que alertaba del cercano vencimiento de mis días como abogado. Fue mi bufete el que formuló la demanda colectiva en nombre de miles de afectados. Estudié personalmente el caso de muchos clientes. Reclamaban la devolución de sus gastos, el resarcimiento por daños morales. ¿Compensación a sus decepciones o venganza? ¿Podía hacer algo más por ellos? “Dang”, sonó en mi cabeza.“Lo dejo. Voy a ser controlador. Quiero hacer despegar aviones rumbo a la China mandarina, al Congo bailongo, al Polo cocobolo. Quiero hacer feliz a la gente; no les fallaré”, dije a mi socio. Me contestó: “¡Bandido! Lo que quieres es ganar más pasta…” “Touché”.

 

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