Abogado de oficio

Pepe Cebreiro Hurtado · Valencia 

Recibí al pájaro que me había tocado por cliente del Turno de Oficio en mi despacho, con la clara sospecha sobre su culpabilidad. Después del juicio, el fallo era contundente. Había perdido, y me sentí el hombre mas frustrado del planeta. El fulano era un yonqui que había cometido un robo con fuerza por el procedimiento del tirón. Iba ciego de rohipnoles y cerveza. La remisión condicional no era posible y cumpliría la pena. Sacó un Fortuna de su arrugado paquete, me ofreció uno. Sacó un revólver del bolsillo trasero… di un respingo en mi sillón. Apuntándolo hacia el cigarrillo apretó el gatillo para encenderlo… “E un meshero, jajaja… tome fuego… ¿Qué se creía, que lo iba a matá, jajaja”… lo miré con cara de pasmo, después de removerme en mi sillón, a la vez que exhalaba una larga calada… “la procesión va por dentro” –pensé aliviado-.

 

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