Imagen de perfilY MARTA COGIÓ SU VIOLÍN

FRANCISCO MANUEL LORENTE FRAIJÓ 

El revuelo mediático en torno al juicio del año era su oportunidad. A las puertas del juzgado su cliente, una mujer joven y brillante como ella, la miraba con admiración. Entre ellas sobraban las palabras, llevaban una diadema violeta en el pelo y a ambas les había resultado imposible conciliar el sueño. Empezó la última sesión del juicio y a la hora de las conclusiones finales Marta no iba a permitir que la brecha que durante las últimas semanas se había abierto entre las partes y el mismo Tribunal por su manera de expresarse pasara desapercibida. Marta sacó su violín, escondido en el enorme maletón que ese día llevaba, y tocó una pieza breve que ante el estupor de la Sala nadie fue capaz de interrumpir. Ya a solas, se abrazaron mientras por lenguaje de signos se decían que quizá a partir de ahora legislar para ellas sería más fácil…

 

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