Imagen de perfil“PARA SER LIBRES HAY QUE SER ESCLAVOS DE LA LEY”. Cicerón.-

Fernando Pascual Bravo 

Charlo con mi amigo Precius -nigeriano, 34 años, emigrante y trilingüe- y le digo, como a mis nietos, que, desde que estudié Leyes, lloro por el incumplimiento de las reglamentaciones de los derechos humanos: Declaración Universal; Convenios Internacionales (Consejo de Europa, OIT, etc.) nuestra Constitución… Basta charlar con cualquier inmigrante como él o ver como nuestros CETIS y CIES almacenan “sin papeles” y “sin derechos”.
Le comento, esperanzado, que dichas regulaciones se basan en la concurrencia (igualdad de derechos y oportunidades, “nadie es más que nadie”) y en la transparencia (información fiable, buen gobierno) y que pronto se van a actualizar.
-¡”Tendrás derechos iguales a los míos”!
Pero me rebate, desconsolado:
-“Desde que peregriné a Europa, sorteando hambrunas, pateras, desiertos, vallas… sólo he logrado comer mendigando o vendiendo cartones”.
Le mi reitero mi esperanza de una mejor aplicación de los textos reguladores. Sonríe y dice no conformarse con mis piruletas.

 

+5

 

Queremos saber tu opinión

2 comentarios