Un instante de nostalgia

Federico Perez de las Heras · SEGOVIA 

Buenos días, jefe. Acaba de llamarle un amigo suyo. Quería hacerle una consulta en delación con la expropiación de su finca. Ocultó su sorpresa mientras pasaba a su despacho. Su pensamiento era un rayo. Solo conocía a una persona con ese defecto en la pronunciación. Y no sabía de él desde que acabaron Derecho. Su peculiar forma de hablar, lo hacía muy divertido. Resultaba muy gracioso oírle pedir una dación de gambas o un don con coca-cola, en aquellos días universitarios donde los sueños estorbaban el estudio. Sin duda era Joaquín, alias el saxofón. La razón de su apodo no era precisamente musical, sino más bien por ser el Michael Fassbender de su época. Habían pasado quince años. Pulsó el botón para hablar con su secretaria. -Dígame el número de Joaquín. -¿Joaquín? Su amigo se llamaba Daniel, y disculpe mi lengua de trapo, que acabo de venir del dentista.

 

 

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