DIABLO

ANA HERNANDEZ MICO · VILLENA (Alicante) 

Recostada en la alfombra, semidesnuda, sudorosa por el calor que desprendía aquella hoguera, detuve la mirada en el maletín de piel rojiza que, despreocupadamente, dejó apoyado junto al menú elegido para nuestro enlace. Me abalancé sobre él. Citaciones, declaraciones, resoluciones de la Comisión…, iban configurando el pleito. La curiosidad se apoderó de mí. Aquella mujer luchaba contra su amado. Se podía sentir la desolación, la impotencia, la rabia. Las palabras cobraban vida, me gritaban con desesperación. Los escritos eran de ida y vuelta; dolor contra angustia, falsedad contra tristeza, testimonio contra sufrimiento. Al final, las conclusiones, la clave de todo. Pensé no leerlas; los abogados, también lo son del diablo. Intrigada e imprudente, quise adueñarme de sentimientos ajenos; leí: Porque la amaba, la dejó soñar. Porque la respetaba, la dejó pensar. Porque la quería, la dejó avanzar. Porque abrió sus manos, la dejó volar. Suspiré, el diablo conquistó mi alma.

 

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