Temis

Jorge Santiago Vázquez Rojo · Ourense 

Cuando la letrada inauguró el despacho, colgó mi fotografía enfrente del escritorio. Desde esa posición veía desfilar a sus clientes. Conocía cada argumento que utilizaba cuando ganaba o perdía una causa. Antes de ir al juzgado me hacía una ofrenda. Me quedaba en ascuas hasta que, tras varias semanas e incluso meses (dependía del juzgado), llegaba la Procuradora. Tras leer la sentencia; se levantaba, se dirigía hacia mí y?o bien me lanzaba un beso o una mirada furibunda. Y qué decir del día del sobreseimiento; se puso hecha un basilisco, me descolgó, noté que me envolvía en un papel y, tras una tensa espera, con voz amable dijo: ¡Toma, para que te dé suerte! Ahora estaba en otro bufete. Cambiaron el marco. Me colgaron nuevamente en la pared. Me pusieron una placa nueva: «Temis, la diosa de la Justicia». ¡La que me espera!

 

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