Teletexto

María Eugenia Mantilla Gutiérrez · Canet de Mar (Barcelona) 

Lo conocí en el turno de noche. Las otras enfermeras me contaron que era un abogado al que le había dado un infarto en pleno juicio. Gajes del oficio, me dijo él. No tenía familia, y llevaba un par de días ahí, solo. Simpatizamos en seguida. Fue prácticamente amor a primera vista. Al otro día me pidió que le comprara la lotería. Jugaba cada semana y no quería dejar de hacerlo. Siempre compraba el mismo número, pero me dijo que escogiera yo. También me pidió que encendiera un cirio, algo que formaba parte de su ritual personal. Era el primer boleto que compraba en mi vida. Nunca me había parecido un buen negocio, inviertes e inviertes y nunca ganas. En la noche revisamos en el teletexto el número ganador. Era el suyo, bueno, el nuestro. Hizo falta que le diera un ataque al corazón para conocernos, y para forrarnos.

 

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