Lunes mágicos

Isabel Fraile · Arucas (Las Palmas) 

La semana transcurría monótona y aburrida. Solo los lunes eran distintos. Los lunes salía antes del trabajo, compraba comida preparada y corría a su casa. Cada lunes, a la misma hora, se asomaba a aquella ventanilla, sumergiéndose en un mundo de ensueño y de aventuras. Admiraba a aquellos abogados jóvenes y guapos: ellos perfectos con sus trajes de marca, ellas luciendo maravillosos conjuntos de falda y chaqueta, con tacones increíbles repicando sobre la madera noble del elegante bufete. Como una esponja absorbía excitada cada caso, y aún sabiendo de antemano que ganarían el juicio, no perdía detalle de los argumentos de la defensa. Odiaba al fiscal, implacable, feo, gordo y con malas intenciones hacia el procesado. Aquel lunes la pantalla se llenó de blanco. Ajustó el canal, sacudió al aparato primero con suavidad, luego enérgicamente. Entre el chisporroteo, incrédula y desesperada, pudo leer: Canal analógico, sintonice su TDT.

 

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