El pelotazo inmobiliario

Avelino Sáez · Jerez de la Frontera (Cádiz) 

El aguacero restallaba contra la ventanilla de mi coche como si se hubiera declarado el juicio final y los cielos se precipitaran para anegar a justos y pecadores unidos en un último y democrático abrazo. Aparqué como pude, y para cruzar la calle hube de exigir de mis piernas un cómico conjunto de saltos acuáticos al que no estaban acostumbradas; mis zapatos y calcetines, hinchados como una esponja, encharcaron el suelo del ascensor; pero, en definitiva, arribé a puerto sin novedad. Y justo a tiempo. Apenas arrojados los expedientes del Ayuntamiento a la bañera y rociados con alcohol del botiquín sonaron desde la entrada imperativos timbrazos y voces. Arrojé entonces una cerilla y, al calor del papel flambeado, me atusé el pelo, arreglé el nudo de mi corbata y ensayé mi mejor sonrisa para abrir la puerta del bufete a la policía.

 

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