Abogada sin oficio

María José Romero Bañolas · Las Palmas de Gran Canaria 

Tengo la boca seca y me tiemblan las piernas. ¡Cálmate y sonríe! ¿Resultaré natural? Es mi primer juicio, pero lo llevo muy preparado. Un turno de oficio ¿Se nota demasiado que soy novata? ¡No! ¿No?… Mi toga está demasiado reluciente Si la lavo con agua caliente, se desgastará ¡Bien! Pero no te distraigas, lee el expediente ¿Otra vez? Lo he leído cuarenta veces ¿Y si se me escapa algo y condenan a mi cliente? Por si acaso, repasa todas las posibilidades: que me machaque el fiscal, que mi defendido se autoinculpe, que un testigo lo señale con saña como el ladrón del boleto desaparecido, que me quede en blanco…¡Catástrofe! ¿Negocio la pena con el fiscal? ¡No, quiero la absolución!…. ¡Basta! Todo saldrá bien Mi abuela tiene encendido un cirio rogando por mí. Me llaman ¡San Raimundo de Peñafort, ayúdame!¡Levanta la cabeza, Alicia! ¡Hoy empieza tu brillante carrera! ¡Ay, abuela!

 

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