Imagen de perfilRojiblanco hasta la muerte

Juan José Redondo 

¡Entusiasmo, Martínez, entusiasmo! Don Alonso entró sudoroso en el despacho con sus arengas breves y enérgicas.
-¿Cómo lleva el caso de la empresa química? Preguntó.
-Hablé con ellos ayer. Saben que en los ochenta dejaron el río como una cloaca. Aún así tienen previsto publicar una nota de prensa haciendo alarde de las bondades del crecimiento económico. Por supuesto quieren incentivar la creación de empleo inclusivo y van a promover la regeneración del río.
-¿Y no dicen que a partir de ahora van a ser niños buenos? Vaya tropa – dijo don Alonso. Seguro que aún venden aquel detergente que sólo valía para lavar ropa limpia. ¡Martínez, vamos a enseñar a esta gente a ser productivos!
Don Alonso tenía cara congestionada y transpiraba al borde del colapso, como cuando pierde su Atleti. Bajo su cabeza el cuello marrón, sucio y mal lavado de su camisa roja y blanca.

 

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