Imagen de perfilAves salvajes

Cristina García · Tarragona 

Tras el juicio regresé al despacho. Deposité la documentación sobre mi mesa, recordé cómo una sonrisa de satisfacción mal disimulada se dibujó en mi rostro cuando el juez leyó la sentencia. Lograr que aquel testimonio declarase había sido mi plan más hábil. Abrí las ventanas de par en par observando una vez más el inconmensurable horizonte. Sabía que esta vez no se trataba de una recompensa económica. Fugazmente recordé a aquel joven ávido de aprender derecho para lograr su sueño. Hacer del mundo un lugar más justo en el futuro. Con los años, creía haberlo olvidado. El decomiso y liberación de más de 400 aves salvajes y el cierre de aquellas instalaciones era un éxito. El viento comenzó a soplar más fuerte, y de repente las hojas de aquel expediente volaron confusas por la ventana como si de pájaros se tratase. No intenté retenerlas. Habían ganado. Hoy eran libres.

 

+32

 

Queremos saber tu opinión

7 comentarios