Tráfico aéreo

Lola Sanabria García · Madrid 

El magistrado dejó a su paso un rastro de nieve cuando entró en la sala. – Señoría, circulaba por mi derecha- dijo el de la capa de armiño. – ¡Yo también!- replicó el del traje rojo. El caso se presentaba difícil. No había nada legislado al respecto, nada en la Constitución. Mientras reflexionaba, los demandantes llegaron a las manos obligando a intervenir a los funcionarios. El juez ordenó un receso. Se puso el abrigo como prevención contra un catarro y salió fuera. Necesitaba consultar con su colaborador. -¡¨Qué hago?- le preguntó nada más verlo. – Un veredicto salomónico es lo mejor- dijo sin un titubeo. Papá Noel compraría un camello al rey Melchor, y éste pagaría el reno y una mano de pintura al trineo. El magistrado dejó lo acordado en el platillo y volvió a la sala. Mientras, el abogado en paro guardó los cien euros y echó a andar en dirección al metro.

 

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