Sola

Antonia María Galán · Alicante 

Era una noche de invierno cerrada, con mucho frio ya que la nieve había estando cayendo durante todo el día. Aunque tenía una constitución delgada y menuda, era fuerte por dentro después de todo lo que había luchado por la custodia de hijos. Llegó exhausta tras la exposición de pintura que había estado preparando varios meses. Se preparó el café que solía tomar por la noche acompañando la medicación que en prevención de nuevas recaídas le hacían tomar cada día, pero está vez era diferente, estaba cansada de vivir, de luchar ella sola para demostrar a todo el mundo que pese a su carácter bohemio, desinteresado y su enfermedad era capaz de todo, hasta de morir, si ella quería. Ningún juez ni magistrado le iba a privar de ese derecho. Y así fue como lo hizo: desapareció como vivió, sin molestar y como se lo impusieron: sola.

 

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