Relato

Raúl Borondo García · Sevilla 

Siempre soñé con ser Magistrado. Desde muy pequeño pensaba en ello; mientras los demás niños jugaban con la nieve en los fríos días de invierno, yo me encerraba en mi habitación y leía el Código civil, la Constitución y otras leyes. Durante todo el tiempo estuve enfocando todo a conseguir mi objetivo, estudiando con mayor interés las asignaturas de las que tendría que examinarme en las oposiciones. Fueron años muy duros y de mucho estudio. Por fin logre mi objetivo, y estoy en lo mas alto de la Audiencia. Subido a un andamio – que aunque digan que pasó una inspección de riesgos laborales yo no me lo creo pues es más inestable que los pilares de la Justicia – paso manos de pintura en este insigne edificio. La culpa de todo la tuvo sin lugar a dudas mi memoria, que desde luego nunca fue histórica.

 

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