Presentimiento
Manuel Pozo Gómez · MadridÉramos unos niños. Viajábamos en metro, matábamos las horas en los pasillos de la facultad y soñábamos con convertirnos en abogados, pero éramos unos niños. Tú devorabas libros, los disfrutabas igual que un gourmet disfruta de un buen plato. Yo amaba la noche, salir hasta las tantas. Empezamos a conocernos de verdad cuando nos casamos. Muchas veces he pensado que entramos en crisis en el momento en que nos convertimos en marido y mujer. Teníamos todo lo que habíamos deseado, ya éramos abogados, ya éramos un matrimonio, pero también empezamos a perdernos el uno al otro en aquel instante. Me hubiera gustado apelar. Ya ves, apelar… ¿A quién y por qué? ¿Por un matrimonio roto? Pero no me dejaste tiempo, te rendiste fácilmente, y hoy, cuando te he visto en el Juzgado después de tantos años, he presentido que habríamos ganado la apelación.