Esperanza frustrada

Mónica González Ordóñez · Málaga 

Aun recuerdo ese 23 de enero. Ejercía como perito en la obra cuando un tabique se me cayó en la cabeza. Estuve en el hospital más de dos meses y al salir fui a juicio. En él el fiscal pedía una pena máxima de 6000€ y la parte contraria la total absolución por encontrarme en un lugar restringido. Sin embargo, no pude ver ningún cartel con letra grande o pequeña, que me informase de la peligrosidad del lugar. Tras dos horas debatiendo, concluyeron que sólo había sido un accidente. Actualmente me encuentro en silla de ruedas de por vida y me alimento a base de verdura por no poder ingerir alimentos demasiado sólidos. ¿Lo que me da fuerzas para seguir adelante? Mi hija. Ella siempre acude a darme un beso de buenas noches y yo, hoy por hoy, sigo esperando que amanezca y vea la luz en mi vida.

 

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