En la escalinata

FRANCISCO JAVIER RUBIO LERGA · Tudela (Navarra) 

Me la encontré derrumbada en la escalinata del Juzgado, con el rostro hundido entre sus manos, como un monumento a la derrota. La crisis la golpeó con la fuerza de un tsunami, una ola que arrasó todo sin avisar, y convirtió treinta años de trabajo como gourmet en un embargo y una apelación perdida. Me miró, sus ojos, que se iluminaban siempre a la vista de los niños, destilaban pequeñas dosis de frustración salada y transparente. Javier, me dijo, no me queda nada. Aún te quedo yo, contesté, y la abracé como hace treinta años cuando la conocí y tampoco teníamos nada.

 

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