Empacho de abogados

Marisol Artica Zurano · Castellón 

Uffff, aquel abogado sabía a rayos y demonios. Le había resultado más sabroso el que se había zampado el día anterior. Ese estaba tierno como un niño, como recién salido del juzgado después de haber ganado un caso. El de hoy, en cambio, por lo menos debía de haber perdido una apelación frente al Supremo, por eso le había sabido tan amargo. Pero qué se le iba a hacer, no podía permitirse aires de gourmet. Una señora Crisis como ella no podía andarse con finuras ni miramientos. Todos, incluidos los picapleitos, que nunca habían sido plato de su gusto, debían caer en sus fauces. Pero ya comenzaba a sentirse empachada de leyes y togas. La semana que viene empezaría con los periodistas. Hacía mucho tiempo que no se merendaba a ninguno.

 

0 Votos

 

Queremos saber tu opinión