Dictamen pericial

Paula Casas Noguerol · A Coruña 

El perito estaba nervioso. Era su primera intervención judicial, y temía no estar a la altura de las circunstancias. ¿Y si se le quebraba la voz al declarar ante el Juez? Su informe era claro. O eso creía. A pesar de que el abogado le había explicado con paciencia cómo se desarrollaba el juicio, no las tenía todas consigo. Todo resultó más fácil de lo que pensaba. El Juez era un hombre afable, y le hizo las preguntas con claridad y concisión. No tuvo problema al reconocer la letra del documento. Era suya. También reconoció la mancha del puré de verdura que se le había caído cuando realizaba el informe. En realidad, nunca había sido excesivamente pulcro. Cuando terminó, respiró aliviado. Saludó al Tribunal, con la punta de los dedos le lanzó un beso al Fiscal, y, satisfecho, salió de la Sala.

 

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