Ceguera

Olivia Aranda Fernández · Torredonjimeno, Jaén 

Ahmed no había visto la nieve, por eso este invierno había planeado un viaje a Sierra Nevada. Hacía pocos meses que había conseguido un trabajo en una fábrica de pinturas y tenía ahorrado algo de dinero. Trabajaba en unas condiciones ínfimas, era lo mejor que había encontrado desde que vino a España. Huyó de la férrea dictadura de su país que había provocado la constitución de mafias. Su viaje se truncó cuando sufrió un accidente laboral y perdió la vista. Decidió denunciar al dueño de la fábrica por incumplir la ley de prevención de riesgos laborales. Durante el juicio, el empresario mostró un claro desprecio hacia su empleado, pero en su declaración pronunció una frase que resonó en la sala como un golpe seco: -Siendo ciego se puede vivir muy bien -dijo el empresario. -Efectivamente -le respondió el magistrado que defendía a Ahmed-. Usted es el mejor ejemplo de ello.

 

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