Ilustración: Juan Hervás


Atrezzo

Agustín Martínez Valderrama · Gavá (Barcelona) 

Todavía recuerdo el día del ensayo general. Casi mil figurantes participamos en la simulación que evaluó la funcionalidad de la nueva Ciudad de la Justicia. Yo, estudiante de Derecho en crisis y actor vocacional, fui elegido para interpretar el papel de delincuente. Accedí, claro, aunque hubiera preferido ser alguacil, fiscal o magistrado. Incluso, gourmet de uno de los restaurantes sibaritas de la zona lúdica. Pero nada más llegar me esposaron y condujeron al juzgado. Allí esperaba mi abogada. Una rubia neumática con la cual había coincidido en otros castings. También reconocí al juez que me condenó. Sin embargo, aún hoy ignoro quienes son la mujer y los niños que me visitan cada domingo desde entonces. Han pasado ya más de veinte años y continúo encerrado en la misma celda; de donde no puedo salir hasta que se resuelva mi recurso de apelación o el director de atrezzo grite corten.

 

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