A grandes males

Manuel Molina Domínguez · Palma de Mallorca 

A pesar de sus treinta años como Magistrado (los mismos que la Constitución), seguía sin asimilar ciertas noticias de prensa: violencia, vandalismo, destrucción… Pero la que ahora leía en primera página le resultó especialmente dura. Como dura era su vida profesional desde hacía años. Llegar hasta su Juzgado cada mañana se le hacía tan cuesta arriba como a un moderno Sísifo en una maldición burocrática: expedientes amontonados sobre su mesa; lista de Sentencias pendientes cada vez más grande, como una bola de nieve; amenazas de inspección. La noticia rezaba: “(…)prevención contra incendios falló. No hubo que lamentar desgracias personales, pero todos los expedientes judiciales resultaron completamente destruidos”. Afectado, salió a dar un paseo. Intentó animarse pensando que pronto su Juzgado quedaría como nuevo con una manita de pintura. También aprovechó para tirar al contenedor esa lata de gasolina, ahora vacía, que transportaba desde hacía meses en el maletero del coche.

 

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