Imagen de perfilNO A LA PIROTECNIA

José Manuel Maguilla Luna 

Teníamos que reconciliarnos con la naturaleza en el marco de aquel edén. Nuestro delito había sido lanzar un montón de cohetes y petardos para celebrar la llegada del nuevo año. En mitad del campo. Solo por diversión. Sin pensar en el daño ocasionado a las personas con problemas sensoriales, los niños autistas, los perros, los pájaros y todos aquellos seres indefensos que habitaban aquella floresta…
Nos denunciaron. Nos llevaron a juicio. Querían que pagáramos prestando servicios a la comunidad. Nuestro abogado pretendía rebajar la pena, pero la jueza fue tajante en su veredicto: “Tendrán que cuidar el bosque todo el año, regar las plantas cuando lo necesiten, con el agua de color esmeralda y jade de la laguna, no molestar a los animales y prometer no importunar jamás con la pirotecnia la paz que se respira en ese paraíso”.

 

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