Imagen de perfilEL PROPÓSITO DE LA JUSTICIA

MONICA CRISTOBAL ALVAREZ 

– Y para terminar, Señoría, solicitar también la custodia compartida de la tortuga, que a mayor abundamiento fue un regalo de boda de este letrado.
El Juez suspira profundamente y alza los ojos al cielo.
No puede más. Está harto. Está cansado de repartir niños, estirar sueldos, definir lotes equitativos con coches, joyas, juegos de café de sobremesa…
Le conozco tan bien, desde mi sitio de agente judicial, que en ese momento puedo masticar la tragedia.
El silencio en la sala es espectral, salvo el intermitente moqueo sospechoso de la esposa. Salgo sigilosamente para ir pidiendo el carnet a las partes del siguiente juicio. No quiero escuchar el final de este circo.
Cuando se abren las puertas, veo avanzar al abogado solicitante con la cara desencajada y la tortuga entre sus brazos.
Y aprendo, una vez más, que el propósito de la justicia es dar a cada quién lo debido.

 

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