Gentleman
Rubén Gozalo Ledesma · Salamanca—La sentencia del caso dice… Y entonces sonó la campana. Los alumnos salieron y el profesor se fijó en el cartel: Jornadas sobre la explotación infantil en Asia. Ya en la calle, tocó la pantalla táctil del móvil y comprobó que no tenía mensajes. En el aparcamiento, se le acercó un hombre y le disparó. Al instante, pensó en la bronca que le echaría su mujer en cuanto le viese con semejante aspecto. Siempre vas hecho un desastre, le decía. Y efectivamente, en aquel momento, la sangre le goteaba por el rostro y un cráter gigante se abría en su frente como una cueva inexpugnable. —¡Como llegue a casa con estas pintas mi esposa me mata! Se limpió con un pañuelo y trató de ocultar el orificio con el flequillo. Más tarde probó con una tirita. De repente, al otro lado de la calle, reparó en la tienda de sombreros.