SIN RECURSO

ANNA PLA FORNí S · Nav¡€¦s -el Pal¡€¦ de Torroella- (Barcelona) 

Me había dado calabaza. Era un día nublado y gris. No se veía el puente desde la ventana de mi despacho. Me dijo simplemente y por teléfono: no tenía otro «recurso». Que idiotez! Siempre hay un recurso; otra opción para intentarlo. Parecía que quien fuera hasta entonces mi pareja no había comprendido el sinfín de «recursos» que había en la vida y más aún, en la vida de una abogada. Cada día en el trabajo recurría cuantas resoluciones eran desfavorables para mis clientes, siempre con la esperanza inocente de conseguir la victoria. Me quedó un vacío que nadie ni nada podía llenar: la pura realidad de que no todo se resolvía con un recurso. ¡l me lo había intentado transmitir y no lo supe comprender. Hoy, en la soledad de mi mesa de trabajo, pensando en recurrir el caso de Pedro,lo he sentido:el amor no se puede recurrir.

 

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