PENSION DE ALIMENTOS

Pilar Marco Novella · ZARAGOZA 

Un matrimonio nublado, con los puentes rotos. Impago de pensión de alimentos. Y lo vi. Profesional, cuasi anodino, distante, rígido en sus formas, carente de estética personalizada. ¡Inocente, Señoría! Siempre lo mismo. Firmamos el acta a puerta cerrada en Sala y me llamó por mi nombre, me volví, lo tenía a la distancia de un beso. Me habló con su tono átono pero, esta vez, impregnado de calidez. Sentí armonía. Y si ¿pudiera ser así? Lo deseé con un sosiego que nunca había experimentado. ¡Estás más guapa que nunca! He ganado el caso de mi vida, comenté, mientras aferraba con la mano metida en el bolsillo de la americana su carta manuscrita de agradecimiento adjuntando las fotos de los niños. Testigo de los hechos, aún pensando si me arriesgo a que me de calabazas. Desdeño el desdén, pero temo al amor que nos fagocita.

 

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