Ilustración: Juan Hervás


Scusi

Gabriel de Biurrun Baquedano · (Barañain) Navarra 

Mamá era abogada, de ésas que consiguen que los malos no salgan bajo fianza. Decían que incluso el estrado temblaba cuando mamá interrogaba. Yo sólo recuerdo que cantaba canciones de Sarah Vaughan mientras untaba la mermelada en mis tostadas. Cantaba como los ángeles, o, mejor, como Sarah. Y exprimía las naranjas, y dejaba el zumo sobre la mesa al tiempo que me revolvía el pelo y tarareaba “despierta marmota”. Hace ya veinte años que mamá no está. Y hace ya veinte años que recibo por correo, cada seis de Enero, un disco de vinilo de Sarah Vaughan. Alguno se ha repetido. Lo que no cambia nunca es la nota que lo acompaña: “Mis excusas, bambino. Jamás maté a otra mujer con la voz tan bella. Palermo, a 31 de Diciembre…”

 

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