Primera vista

Primitivo Ferreras del Río · León 

Casi aplasta su pequeño Renault Clio. ¡ Vete a fregar, marmota !, ¡ Mujer tenías que ser !. Dijo el hombre del X5, a la vez que salía disparado con el semáforo en ambar. Ella le hizo un corte de mangas, y un rosario de improperios salió de su boca, mientras giraba hacia la izquierda. Cuando llegó a la sala de togas, apenas podía contener la indignación; pero era su primer día, así que respiró hondo, y se puso los ornamentos de abogada; ya tendría tiempo, más tarde, de aplacar la ira, comiendo un tarro de mermelada de higos, delante de la televisión. Entró en la Sala, acompañada de su cliente; miró al estrado, y comenzó a ver rojo. Allí estaba. El hombre de las puñetas. ¡ Qué pequeño parecía ahora, sin su X5 !. Decía algo sobre la fianza; se miraron con rabia durante un instante, pero la justicia siguió su curso.

 

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