Mantequilla y Mermelada

Cristina Ferre Termens · Gavá (Barcelona) 

Mi ex marido prefería preparar los juicios en casa. En bata y zapatillas, solía pasearse solemne por el salón ensayando su alegato final. Yo dormía en el sofá –perdón, en el estrado- cómo una marmota. Y él se enfadaba. Así que además de escucharle atentamente, tenía que ser fiscal o abogada según convenía. Procuraba hacerlo lo mejor posible. Incluso, ojeaba a escondidas sus libros de derecho. Sin embargo él nunca apreció mi esfuerzo. Ni siquiera si mi inocencia le ponía en un leve aprieto. Creía que era tonta. Un día le sorprendí en un desliz. Y sentí por primera vez el íntimo placer de la victoria. Pero él no lo admitió y se fue. Ayer, cuando fui a recoger a los niños, le descubrí hablando con su madre en la cocina. Mientras ella le untaba una tostada con mantequilla y mermelada él intentaba explicarle que era una fianza.

 

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