La Marmota

Fco. Javier Romero Pareja · Melilla 

El mismo amigo que había pagado mi fianza me dio la dirección de aquella letrada. Me dijo que, dulce como la mermelada, era sin embargo una auténtica fiera en el estrado. Lo que yo no entendía era por qué la llamaba la Marmota. ¿Sería muy dormilona? Salí de dudas en cuanto llegué al portal y leí la placa: “Mar Mota. Abogada”.

 

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