Segunda nevada

Reyes ¡µlvarez Casado 

La abogada Verges sintió asco al despedirse del perverso ginecólogo al que mediante una argucia legal había librado de una condena segura y de paso del pago de sus impuestos. Antes se movía en el centro de la ley, ahora buscaba siempre los límites. Sacó del ultimo cajón del despacho el retrato de su hija. Se había fugado de casa años atrás aprovechando una nevada. Miró la torre de expedientes que se acumulaban sobre su mesa y que continuaban en un reguero hasta la habitación de su hija. La cama estaba cubierta por montones de resoluciones sin plazo, de panfletos legales. A manotazos tiró todas aquellas carpetas al suelo y comprobó que la cama de su hija estaba helada. En un arrebato lo arrojó todo por la ventana. Cuando hubo terminado bajó a la calle a fumar un cigarro. Aún descendían documentos desde las alturas como en una densa nevada.

 

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