Niña prodigio

Rosana Alonso Fernández-Garcia · Camarma de Esteruelas (Madrid) 

Ya durante el embarazo, su madre veía películas de abogados a altas horas de la madrugada y buscaba en Internet cualquier noticia relacionada con casos judiciales. El ginecólogo no sabía dar explicación a tan extraños antojos. Nació antes de plazo pero sus ojos enfocaban el mundo con una expresión inteligente y profunda. A los tres años sabía leer y escribir, y con doce años tomó una resolución: quería estudiar Derecho. Mientras su padre soñaba con paraísos fiscales y evasión de impuestos, ella leía un panfleto que le dieron en la universidad. Una mañana, en el decimoctavo cumpleaños de la niña, el padre recibió una citación del juzgado. Se le acusaba de realizar vertidos tóxicos en el río cercano a la empresa. La asociación ecologista que le había denunciado contaba con pruebas y documentos que lo demostraban y una joven abogada licenciada Summa Cum Laude para ejercer la acusación.

 

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