Silencio

Pedro Alonso-Basurto Castro 

Ninguna de las dos partes en litigio se presentó. El denunciado había salido esa misma mañana rumbo a la vendimia francesa. Tenía negocios allí, en una bodega y no podían esperar por una “simple citación”. Francisco, el que había presentado la denuncia, estaba en un bar ahogando un churro en café. Mientras, intentaba escribir un mensaje con el minúsculo teclado de su teléfono móvil:- «Julián no iré al juicio. Te espero en el Supremo” – decía el texto. El abogado recibió el mensaje y acudió tan pronto como pudo. Cuando llegó le encontró nervioso, asustado. Tenía entre sus manos un globo de color blanco atado a un cordel. Alguien había dibujado en el una caricatura suya. En el dibujo se simulaban cortes en la cara y un mensaje escrito sobre la frente que decía: “Hoy no es un buen día para hablar con el Juez”.

 

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