Ojo por ojo

José Javier Puerto Rodríguez 

«Ay señorita, si es que ya son muchos años aguantando… Si yo se lo decía… poco a poco me estás perdiendo, como ese niño que deja escapar el globo que le compran sus padres en la feria… y entonces vuela… vuela libre… Una relación es como una vendimia, ¿sabe usted? recoges lo que has ido sembrando día a día… Y con él no podía ser. Sólo me quería en las madrugadas, cuando llegaba a mi cama oliendo a ron y a perfumes baratos… Muchas veces me planteé ponerle una denuncia, pero él me amenazaba, y me daba tanto miedo y tanta pena andar de litigio con la persona que quise tanto…». Mientras hablaba, la funcionaria daba golpes en el teclado registrando la declaración de la viuda. En otro lugar, el cadáver del marido todavía con el veneno caliente en sus venas era introducido en la cámara frigorífica…

 

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