La cuadrilla
Manuel Merenciano FelipeCuando el portavoz de la cuadrilla amenazó con entablar un litigio, le hice ver a mi cliente que sólo le estaban lanzando un globo sonda, que, en realidad, nunca llegarían a atreverse. ¡Pero si ni siquiera sabían escribir y apenas balbucían cuatro palabras de nuestro idioma! Además, su situación ilegal acabaría volviéndose contra ellos… Sin embargo, no tardaron en presentar la denuncia. En plena jornada de vendimia, apareció la Guardia Civil reclamando papeles y contratos. Puse todo mi empeño en solventar favorablemente el caso. Aun así, la sentencia fue rotunda. Mi cliente acabó ensañándose conmigo y me tildó ante el juez de necio e inepto. Luego preguntó por mi título de abogado. Desde entonces compartimos celda. Mientras él talla figuritas de madera yo aporreo el teclado. A ver si logro aprobar de una puñetera vez el maldito Derecho del Trabajo.